Las preocupaciones de Nanook El Último Esquimal

Escrito por G.

 

Portada de 2020 (Cómo Dejé de Preocuparme y Aprendí a Amar el Caos).

 

En su canción “Lou, Candy y Lisa”, la banda bogotana de rock underground por excelencia, Nanook El Último Esquimal, se imagina a Lou Reed de fiesta por el barrio Chapinero y el centro de la capital.

El ambiente sórdido de la canción, las guitarras rocanroleras, el canto-hablado de su líder Fulgencio Cometa y las referencias a la vida nocturna en una ciudad caótica como Bogotá presentan una gran introducción a esta banda que se sacude cualquier categoría fácil.

Describen sus canciones como una mezcla entre country, sonidos distorsionados y experimentación ruidosa. El punto de referencia claro es The Velvet Underground, combinado con juegos de guitarra al estilo Television, rock brasileño y mucho punk. No sorprende que Nanook, como les dicen con cariño en la escena local, sean protagonistas y organizadores de “Velvetazos”; tributos fieles a la discografía de la banda neoyorquina.

Desde que “Lou, Candy y Lisa” corrió hasta la cima de los conteos de la radio alternativa nacional en el 2015, Nanook El Último Esquimal ha lanzado cuatro álbumes y pisado importantes tarimas como el Festival Estéreo Picnic, el Festival Centro, y el Festival Marvin en México.

Hoy los esquimales nos presentan un doble estreno: una secuencia visual para acompañar “P.A#6”, sencillo extraído de su álbum 2020 (Cómo Dejé de Preocuparme y Aprendí a Amar el Caos), y una versión en vivo de la canción titular de esa reciente colección.

La canción “P.A#6” comienza con un sonido desolador que evoca la banda sonora de una película de terror ambientada en el desierto.

Se les acabó su turno, está llegando el nuestro” canta Fulgencio en el refrán de la canción, “y solo así sabrán como es que se siente el resto”. Una visión del poder cambiando de manos, de cuando la torre de marfil se rompe y se intercambian los roles tradicionales en una sociedad. En menos palabras, una protesta; una revolución. Una visión informada por la realidad colombiana, incluyendo los abusos del anterior gobierno y las protestas del 2021.

Ese refrán es de lo poco esperanzador en una canción donde el narrador reconoce que olvidó la esperanza. Pegado al noticiero, su frustración y desespero crecen cada noche; una descripción acertada de lo que se siente vivir en esta nueva década. Anonadados y saturados por tragedias; desde guerras, enfermedades y pobreza, hasta la crisis ambiental.

En esta canción Lou Reed ya no camina por Chapinero. Nanook lo vuelven a referenciar, pero esta vez su Nueva York se está hundiendo, y él ya “está muerto”. El contraste entre estas dos canciones de la banda que mencionan a uno de sus ídolos parece indicar la pérdida de una ilusión—esperemos que no sea la ilusión por el poder redentor del rock & roll.

Muchas cosas cambiaron en los últimos par de años, muchas cosas se quedaron atrás y murieron como tantos, y los integrantes de Nanook lo vivieron igual que todos nosotros. Lo marcan en esta canción oscura que cierra con un solo de guitarra caótico y unas palabras en portugués, que según Google Translate, revelan: “Estoy de vuelta en Brasil, donde hablan un idioma diferente / Me devuelvo a Brasil, por lo menos allí no hay guerra civil”.

 

Nanook El Último Esquimal. Foto cortesía del artista.

 

La versión en vivo de “Cómo Dejé de Preocuparme y Aprendí a Amar el Caos” imbuye una nueva urgencia a la canción basada en un monólogo de flujo de consciencia y asociación libre. Fulgencio Cometa empieza con esa interacción tan bogotana de responder a la pregunta “¿Cómo estás?” con “No me puedo quejar”, solo para rechazarla con un gran “¡mentira!”, revelando todo lo que esconde esa respuesta trivial.

Las redes sociales, los politicos, la iglesia, el consumismo, la envidia y mucho más pasa por la mirada aguda de Nanook El Último Esquimal en esta canción influenciada por la literatura beatnik.

“¡6,402!”, repite Fulgencio con fuerza, “¡6,402!”, refiriéndose al número de falsos positivos en Colombia entre el 2002 y 2008, víctimas asesinadas y presentadas ilegítimamente como bajas en combate por el Estado, según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En realidad hay mucho, muchísimo de qué quejarse.

La instrumentación improvisada de la banda en vivo refuerza el mensaje de la canción, incluso más que la versión del álbum. El video de donde fue tomada esta versión es de no perderse, para ver toda la energía de la banda mientras Fulgencio da su embestida verbal, con peluca y hoja de papel en mano, en contra de tantas cosas que lo agobian.

Y preguntan, ‘¿Cómo estás?’, y responde, ‘No me puedo quejar’.

“Cómo Dejé de Preocuparme y Aprendí a Amar el Caos” le da un título muy apropiado a un álbum que parece haber sido creado como respuesta a la situación oscura que se ha vivido en Colombia y el mundo en los últimos dos años.

Otra de esas respuestas destacadas del álbum es la versión de Nanook de “Clampdown”, una canción del álbum London Calling de The Clash sobre la represión en Inglaterra en los años 70 por parte del gobierno.

Nanook la adaptó más de cuarenta años después para dirigirla en contra del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), un grupo policial que actúa muchas veces sin supervisión y sin consecuencias para reprimir la legítima protesta social mediante la violencia.

El ESMAD ha sido señalado por decenas de muertes de manifestantes en el país y ha sido criticado fuertemente por las prácticas violentas de sus miembros, que se pueden ver en videos de celular actuando con total sevicia en contra de la población civil, en su mayoría jóvenes desarmados protestando pacíficamente.

“Te van a enseñar a golpear cabezas e ideales”, dice esta versión de Nanook. “Nadie con cabeza, tengo la certeza, ¡trabaja para ESMAD!”.

 
 

Es evidente que Nanook El Último Esquimal tiene mucho de qué quejarse y mucho de qué preocuparse. En sus dos estrenos tomados del álbum 2020 (Cómo Dejé de Preocuparme y Aprendí a Amar el Caos), la banda contraataca fuertemente contra los diferentes opresores de esta nueva década y la referencia del título se hace más evidente.

El álbum de Nanook hace un guiño al subtítulo de la película de Stanley Kubrick sobre la guerra nuclear Dr. Strangelove o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba (1964). La ironía del título de la película está en que al final no queda nadie para preocuparse, porque todos mueren. Además, Kubrick estaba sugiriendo con su comedia negra que la gente debería estar preocupada por la posibilidad de una guerra nuclear.

Entonces, ¿podemos dejar de preocuparnos? Ojalá que Nanook no dejé de hacerlo, porque sus preocupaciones nos abren los ojos y reafirman lo que estamos sintiendo. ¿Podemos aprender a amar el caos? Eso sí. La música de Nanook El Último Esquimal es prueba de ello.

Escucha a Nanook El Último Esquimal:


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