Juliana Quédate Otro Día: Una entrevista social para animales resentidos

Escrito por G.

Juliana Quédate Otro Día

David Tapias y Esteban Castañeda de Juliana Quédate Otro Día. Foto cortesía de la banda.

Esteban y David de la banda Juliana Quédate Otro Día se estaban sintiendo tristes mientras hacían fila para usar el baño de un supermercado del Parkway en Bogotá. Acababan de regresar de un trabajo académico en Ciudad Bolivar, y les estaba costando echarse a tomar pola con sus compañeros de clase como si no hubiera pasado nada.

Ese mismo día habían estado en un parque destruido con vista a una de las localidades más extensas de la ciudad, donde aún muchas personas viven sin acceso a agua potable. Habían visto a un perro comiéndose el cráneo de otro perro. Habían conocido personas que todos los días bajan de la montaña a hacer trabajos que nadie más quiere hacer. Y se habían preguntando ¿por qué?

“¿Por qué si esta mierda es como un caucho que está estirándose resto, por qué no se rompe?” preguntó Esteban Castañeda, vocalista y guitarrista de la banda. “Este país en serio tiene una enfermedad muy grande, que es como: ‘pues si yo no lo veo, no está pasando’ ”.

Aturdidos por lo que vivieron ese día, Esteban y David escribieron la letra de “Combustión”, canción que abre su primer álbum Canciones Sociales para Animales Resentidos.

Originalmente, la canción se llamaba “Sacrificio” y hablaba del suicidio, pero a Esteban y David Tapias, bajista y cofundador de la banda, no les convencía del todo. Esteban había leído sobre el fenómeno de la combustión espontánea, cuando personas supuestamente se incendian sin causa, y le pareció interesante como analogía para un cambio de ánimo brusco.

“Como que una persona se enciende en tristeza, en desesperación”, dice Esteban.

En esa imagen había un elemento melodramático que caracteriza las mejores canciones de Juliana Quédate Otro Día. “Me parece que son muy exageradas y dramáticas, pero eso es lo bonito”, dice Esteban. “Intentan graficar una pintura muy extensa de algo simple, como una sensación de desánimo. Ese es el ejercicio de algunas de las letras de la banda; coger situaciones corrientes y exagerarlas en un marco como literario”.

Sin embargo, la letra no les terminaba de gustar. Se ríen al mencionar las primeras versiones.

“Decía ‘préndete fuego’ ” recuerda David.

“La verdad estaba quedando re cursi”, responde Esteban. “Después de resto de tiempo de intentar reescribirla y reescribirla, entonces ahí ya empezó a cambiar”.

Poco a poco él y David empezaban a transformar la perspectiva de sus canciones anteriores.

“Que ya la banda no hablara tanto de uno mismo, en primera persona, en ‘yo estoy triste y a mí me pasan mierdas’ ”, dice Esteban, “sino extender el alcance de la letra y combinar una perspectiva personal altamente exagerada con un mensaje más exterior”. Con ese cambio empezó a aparecer una necesidad de señalar aspectos específicos de la sociedad.

Juliana Quédate Otro Día - Esteban y David

Esteban y David de Juliana Quédate Otro Día. Foto cortesía de la banda.

Por esa misma época Esteban tuvo otra experiencia que sirvió de detonante para la letra final de “Combustión”. Lo invitaron a una fiesta en la 85, conocida zona de restaurantes y discotecas de la ciudad, y se sintió muy incómodo. “Fue una experiencia traumática”, dice.

Rodeado de una escena colorida salida de un cuadro de El Bosco, con personajes caricaturescos vestidos como para una revista, excesos de maquillaje y vaporizadores, Esteban pensaba en lo raro que era que existiera la opulencia de ese lugar a pocos metros de las otras realidades tan duras del país.

Aunque quisieron retratar esta escena en la letra de “Combustión”, David y Esteban aclaran que no les gusta mucho la música de protesta social, que suele tener un tono de superioridad moral.

“Es chistoso porque ‘Combustión’ es más como ‘me siento como un culo acá en la 85, pero igual yo no puedo hacer nada’ ”, dice Esteban, “solo hacer una canción payasesca que igual tiene mucho sarcasmo detrás”.

“No es una canción de protesta, es una canción de pregunta”, concluye. “De, ‘¿esto que siento es rencor?’ ‘¿Esa gente está haciendo algo malo?’ ‘¿Yo estoy haciendo algo malo?’ ”. Esteban se preguntaba si era simple envidia o un estúpido odio de clases, o si había algo más. “Una especie de fricción interna entre por qué esta gente tiene tanto y en esa misma 85 hay unos niños botados en el piso”.

Esteban y David son muy claros en notar que su perspectiva no viene desde el resentimiento social o la envidia, sino de curiosidad por el fenómeno de cómo podemos ser todos tan iguales y al mismo tiempo tan distantes. Reconocen que dentro de todo son personas privilegiadas y afortunadas, y que todos participamos de alguna manera en eso de asumir ciertos papeles en la sociedad.

“La canción solo es en tono de ‘yo no sé por qué me tocó a mí estar acá y por qué a esas personas les tocó estar allá’ ”, dice Esteban, “porque al final la conclusión es que nadie tiene la culpa de en qué sitio le toca, y eso es lo más extraño y fuerte”.

Son muchas las preguntas que se hacen estos dos jóvenes con mucho en la cabeza, que enfrentan a un país tan absurdo como este con música absurdamente buena, con humor y consternación ante lo que ven. Se alejan de los clichés y las pretensiones de música de protesta, para transmitir una sincera preocupación, imbuida de ese humor negro que es necesario para sobrevivir en este lugar de caos y contrastes.

 
Juliana Quédate Otro Día portada Canciones Sociales para Animales Resentidos

Portada de Canciones Sociales para Animales Resentidos.

 

Desde el principio, la idea era que “Combustión” y todo el nuevo álbum tuvieran un sonido más lleno, con nuevas texturas y arreglos de cuerdas y vientos. “Como una canción de José José o Roberto Carlos”, dice Esteban. Se siente un paso hacia adelante desde las primeras canciones de Juliana Quédate Otro Día, que la mayoría fueron grabadas con la banda tocando juntos en un cuarto, sin muchos detalles adicionales de producción.

Hoy en día sus colecciones anteriores El Funeral del Abuelo y El Libro de las Respiraciones de Horus llevan la etiqueta de “Demos” en Spotify, como una señal de la banda de que esas canciones ya deben ser consideradas como algo más crudo que este álbum, parte de una búsqueda más que un resultado final. Aunque esos EPs tempranos despliegan todos los encantos que tiene por ofrecer Juliana Quédate Otro Día, sin duda se siente una evolución en el nuevo álbum.

Portadas de los primeros EPs y sencillos de Juliana Quédate Otro Día.

“Esa evolución a mí se me hace que es accidental o improvisada”, dice Esteban con risa. Recuerda que cuando le vendieron el proyecto a Santiago García, productor, cantautor y vocalista de Nicolás y los Fumadores, le hablaron de muchas influencias e ideas de cómo querían hacer el álbum. Fue meses después, cuando ya llevaban trabajando juntos un buen tiempo, que le confesaron la verdad mientras comían frijolada. “Nosotros no sabíamos…solo queríamos hacer un álbum y ya”, admite Esteban.

“Pero entonces eso es lo lindo”, continúa. “Cuando empezamos a tejer el sonido fue descubriendo las cosas paso por paso. Lo que sí teníamos claro era que tenía que ser un disco como barroco—iba a tener resto de mierdas”.

Se dieron cuenta que para poder retratar a los personajes y escenarios de la tragicomedia que se vive todos los días en este país, tendrían que apoyarse en arreglos instrumentales. “Las cosas que no íbamos a poder decir en palabras—porque es imposible”, dice Esteban, “pues la música iba a tener que cargar esa mierda en los hombros”.

Juliana Quédate Otro Día tocando en vivo

“Las cosas que no íbamos a poder decir en palabras—porque es imposible, la música iba a tener que cargar esa mierda en los hombros”.

Para trabajar en eso, David menciona un referente inesperado que les pasó Santiago García: la banda sonora de Hereditary, película de terror dirigida por Ari Aster. De ahí tomaron inspiración de las capas de sonido llenas de detalles y ruidos, y del uso del clarinete, un elemento clave que aparece en todas las canciones del nuevo álbum, tocado por Luna.

“Hubo la necesidad de comenzar a torcer la base pop”, cuenta David, “y se logró mucho con la ayuda del clarinete”.

“Tiene una frecuencia muy parecida a la voz humana, entonces es como una especie de voz subliminal”, dice Esteban. “A lo mejor esa mierda ni se nota, pero lo intentamos. Intentamos construir una puesta en escena gigante”.

Según Esteban, el proceso de la música de Canciones Sociales para Animales Resentidos fue precisamente ese. “Hacer una base pop, que sea la canción más pegajosa y cliché, y que luego la canción empiece a despertar unos reveses, que empiecen a aparecer ruidos, frecuencias, sensaciones. Empezar a torcerla con subliminales sonoros”. Él siente que no lo lograron al 100%, pero dice que es una fórmula que van a seguir estudiando a futuro.

Más allá de ese concepto y fuera de cualquier pretensión de armar arreglos complejos porque sí, lo hicieron principalmente porque era divertido. “Yo lo describiría como una especie de medidor de diversión”, dice Esteban, “entre más usted le meta, pues más divertido es”. Junto a Santiago García pasaban horas explorando las infinitas posibilidades sonoras.

Así lograron partir de referencias claras como Charly García, baladas clásicas latinoamericanas, The Strokes y Bandalos Chinos, para aterrizar en un lugar más extraño.

“Santiago describió el disco de una manera muy acertada”, cuenta Esteban. “Dijo que cuando usted coge cada elemento por separado, usted dice ‘ah, esta mierda me recuerda a tal cosa’. Pero que lo extraño es que cuando usted pega todo, no le recuerda a nada. Y eso fue lo que perseguimos.”

Gracias a esa exploración sonora, los pequeños dramas personales del nuevo álbum de Juliana Quédate Otro Día cobran la fuerza de una gran obra trágica, y los excesos en los arreglos instrumentales son el coro griego de esas historias, cargando el peso de todas las cosas que son difíciles de poner en palabras.

Como mucho de lo de Juliana Quédate Otro Día, el nombre de la banda comenzó como un chiste. “Fue en el primer toque que tuvimos, que yo ni siquiera me acuerdo cómo conseguimos esa mierda”, cuenta Esteban. “Nos tocó ir por allá a firmar una especie de contrato y nosotros no teníamos nombre”.

Llevaban un par de meses ensayando y tenían una lista de ideas, incluyendo “Los Inservibles”, pero ese día los acompañó su amiga Juliana y por molestar le pusieron Juliana Quédate Otro Día—“un nombre indie re culo”, según Esteban.

Decidieron que lo iban a cambiar cuando encontraran algo mejor. Sin embargo, han pasado cuatro años y así como ocurre con bandas icónicas de nombres improvisados como los Beatles o Arctic Monkeys, sus canciones son las que le han dado un significado y una identidad al nombre que va más allá de la primera impresión.

Ese concierto fue fundamental por otra razón. David recuerda que Camilo Cardenas del sello matatigres y bandas como Figueroa y Appletree fue a verlos y quedó convencido de su potencial.

El baterista con quien estaban tocando se iba a Canadá, entonces le preguntaron a Camilo si les ayudaba en un ensayo o algo. Él aceptó, se quedó por mucho más que un ensayo, y terminó siendo una fuente de inspiración y dirección para Juliana Quédate Otro Día en sus inicios.

“Cami fue la figura que hizo que la banda fuera algo serio, que nos consiguió toques, que nos hizo tomárnoslo en serio”, dice Esteban.

Canciones Sociales para Animales Resentidos cierra con una mirada hacia atrás a estos inicios y en especial a dos canciones destacadas de su primera colección El Funeral del Abuelo: “Margarita” y “Lenguas del Demonio”.

“‘El Día de las Amapolas’ es como una especie de ‘Margarita’ 2”, dice Esteban. Retoma el recurso de cantarle a un personaje con nombre propio y el hilo conductor de lo sobrenatural, elementos característicos de esas primeras canciones de la banda.

“Digamos que ‘Lenguas del Demonio’ y ‘Margarita’ son como canciones hermanas, y aparecen en un momento de mucha presión por parte de mi papá y mi mamá hacia mí por el tema de la Iglesia”, cuenta Esteban, aclarando que no le gusta hablar mucho de este tema. “Se me hace re ñoño”, dice. “Ahorita, yo creo que me considero más esotérico que una persona religiosa, pero en ese entonces yo estaba en mi personaje de antítesis de la Iglesia”.

Tomó influencia del cantautor canadiense Andy Shauf, quien viene de una familia religiosa y también aborda temas paranormales y sobrenaturales en sus letras. “Tiene unas canciones muy lindas donde agarra temáticas gruesas como el homicidio, en una canción que se llama ‘My Dear Helen’, pero lo hace de una manera espectacular”.

Esteban quería hacer algo por esa línea pero basado en sus propias experiencias. “La idea era básicamente ponerme como un alter ego de mi adolescencia a los 16 años, inconforme con eso, mostrándose como ‘ah, me están obligando a hacer estas cosas que no quiero’ ”. Decidió representarlo a través de situaciones sobrenaturales y la historia de una posesión demoníaca.

La idea de dirigirse a Alicia y a Margarita en las canciones también la aprendió de Andy Shauf, quien suele usar personajes para construir una canción. “A veces esos personajes narran vivencias personales, a veces no”, dice Esteban. “Esa idea de agarrar un personaje para estructurar el hilo de la canción lo aprendí de ahí, para narrar…mi propia situación”.

Esas primeras canciones de Juliana Quédate Otro Día estuvieron influenciadas también por el sonido y las melodías del rock de los sesenta, y con “Lenguas del Demonio” en particular, la idea era hacer una canción en el estilo de los Beatles o los Beach Boys. “Por eso tiene ese tumbado como de surf rock, no sé, una mierda así”, dice Esteban.

Quizás uno puede encontrar algo de esa intención en las canciones si uno la busca, aunque completamente torcida. Pero esa es la verdadera originalidad; intentar alcanzar algo, aspirar a algo, inspirarse en algo, y que el resultado se desvíe por la identidad particular de la banda y sus compositores, imbuyendo las canciones de algo completamente diferente y completamente excéntrico.

En esa primera colección de El Funeral del Abuelo hay otra canción que puede sorprender en vivo por su letra y una interpretación cada vez más cercana al hardcore punk que al sonido que caracteriza la banda: “Yo Maté a Pablo Escobar”.

“Esa canción salió del paquete de canciones de Villas de Granada, cuando David vivía allá. En ese cuarto de David se cocinaron todas las canciones del Funeral del Abuelo”, cuenta Esteban. “Y todas esas canciones eran realmente como por joder, no había ninguna intención de decir nada”.

Se inspiraron en un familiar de David que trabajó para una agencia de seguridad colombiana, y empezó como un chiste. “Evidentemente él no se bajó a Pablo Escobar, pero era un homenaje, y él se pone feliz cuando la cantamos” dice Esteban con risa.

Es una canción que tiene un particular efecto purificador. Aunque la mayoría del público de Juliana Quédate Otro Día no había nacido cuando murió el narcotraficante colombiano y pueden estar bastante disociados de esa realidad, hace parte de nuestra historia colectiva. Los que recuerdan esa época oscura pueden sentir cierta catarsis al escuchar esa canción, cantarla, y claro, pogearla.

 

David y Esteban de Juliana Quédate Otro Día. Portada de “La Bestia Se Esconde Detrás del Cuadro”.

 

Así es la música de Juliana Quédate Otro Día: son tan sensibles y sofisticados como compositores y tienen sus dedos tan precisamente ubicados en el pulso de la juventud colombiana, que incluso cuando hacen algo “por joder”, tiene profundidad, alcance y trascendencia.

Seguro muchos los comparan con otras bandas de la escena independiente local; por su nombre, por ciertos elementos de su sonido (estoy hablando de ti, acordes Maj7 y efecto chorus) y por sus letras cotidianas. Pero mientras que algunas de esas bandas se quedan en la joda, Juliana Quédate Otro Día la trasciende y tiene algo más por decir. Mientras otras de esas bandas se escudan en una escena que los endiosa, Juliana Quédate Otro Día se enfoca en componer muy buenas canciones, con melodías pegajosas y elegantes, y metáforas cercanas llenas de humor negro.

Dentro de sus planes para Canciones Sociales para Animales Resentidos, Esteban y David querían hacer un tipo de ritual en vivo, muy teatral con montones instrumentos y elementos audiovisuales.

“Duramos obsesionados como tres meses con la traducción de Camilo Sesto de Jesucristo Superstar”, cuenta David, “porque las presentaciones en vivo eran súper dramáticas y transmitían ese elemento de ritual que nosotros queríamos lograr en el álbum”.

Como muchas ideas salvajes de la imaginación, esa se quedó corta de presupuesto. Pero cualquiera que vaya a un concierto de Juliana Quédate Otro Día, y que baile, abrace y cante junto al resto del público cada palabra de “Los Amigos” o “Combustión”, quedará convencido de haber presenciando un ritual transformador.

 

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